La contaminación por plásticos procedentes de fuentes fósiles no solo afecta al suelo y a las aguas del planeta, sino también a la atmósfera que lo rodea.
A pesar de que los estudios sobre el tema no son numerosos, se puede afirmar que los microplásticos pueden transportarse por distancias muy largas.
Asì se contaminan incluso los rincones más remotos del planeta, a través de fenómenos meteorológicos como el viento y la nieve.
De hecho, el análisis de muestras de nieve de los Alpes suizos y del Ártico ha revelado una concentración de microplásticos elevada y anormal.
La nieve absorbe los microplasticos de la atmósfera y las libera en el suelo o en los cursos de agua cuando se derrite.
El problema de la contaminación del aire requiere un análisis exhaustivo y soluciones rápidas, ya que està afectando a todas las especies vivas.
A los microplasticos que se ingieren y se usan, se añadirían los que quedan literalmente en el aire y que son absorbidos por nuestro sistema respiratorio.
En 2050 habrá más plásticos en el mar que peces. Cada año, aproximadamente ocho millones de toneladas de plástico terminan en el océano, lo que equivale a un camión de basura lleno que se descarga al mar cada minuto. Entre el 60 y el 90% de la basura que se acumula en las costas, en la superficie y en el lecho marino está hecho de plástico. La declaración es de la Fundación Ellen Macarthur y destaca en toda su urgencia el problema del abuso de plásticos desechables no biodegradables, que no se eliminan o no pueden eliminarse correctamente y acaban en el mar.
Algunos plásticos, procedentes de recursos fósiles, se descomponen fragmentando en residuos cada vez más pequeños: las microplásicas.
De este modo, además de los residuos como colillas, bolsas y tapones de plástico, que causan la muerte por asfixia de varias especies marinas, los microplasticos ponen en peligro la supervivencia de todo el hábitat marino, provocando una intoxicación constante e inevitable.
Según el estudio “Microplastics as an emerging threat to terrestrial ecosystems”, publicado recientemente por un equipo de investigadores del Leibniz-Institut für Gewässerökologie und Binnenfischerei (Ligb) y de la Freie Universität Berlin sobre Global Change Biology, la contaminación del suelo es de 4 a 23 veces mayor que la contaminación marina por microplásticos.
Los microplásticos y los nanoplásticos son pequeños residuos que permanecen en el suelo como consecuencia del proceso de descomposición de los plásticos a partir de fuentes fósiles.
Los efectos en el ecosistema son devastadores y afectan a toda la cadena alimentaria.
Durante la descomposición de los plásticos, se liberan aditivos (ftalatos, Bpa, etc.) que pueden interferir con el sistema hormonal de los seres vivos.
Los residuos de la descomposición penetran en el suelo alterando sus características y condicionando los hábitos y la alimentación de la fauna.
Los seres humanos también consumen diariamente microplásticos, tanto a través de la alimentación como con la ropa que llevan puesta.
Contrariamente a lo que se pueda pensar, los microplasticos no sólo se han encontrado en alimentos como carne y pescado, sino también en la sal, en las frutas, en las verduras y en el azúcar.
A escala mundial, los porcentajes de reciclaje de plásticos desechables procedentes del petróleo siguen siendo muy bajos. De hecho, es uno de los mayores porcentajes de plásticos que contaminan masivamente el planeta.
Al abuso de productos desechables no compostables se añade el hecho de no reciclarlos y asì el problema de su eliminación resulta aún más urgente. Las incineradoras, a menudo utilizadas como “solución” al problema, sólo pueden recibir residuos sin clasificar, que, a través de la combustión, se transforman en energía.
De hecho, la eficiencia energética es bastante escasa y no justifica el funcionamiento constante de las incineradoras ni las propuestas de construir otras nuevas para resolver la gestión de la eliminación de residuos.
Es necesario revisar el modo de consumir objetos y productos con visión y atención tanto a sus ciclos de vida como a su eliminación como residuos.